1.3. Respeto a la vida.
Si la vida es algo valioso, si es un don de Dios, está santificada, y por tanto el ser humano no debe atentar contra ella, sino que ha de respetarla, cuidarla y hacerla crecer.
1.4. Una vida compartida.
Para los cristianos, todos somos hijos de Dios y, por tanto, estamos llamados a realizar la fraternidad, es decir, a vivir como hermanos. hijos de un mismo Padre. En el mundo hay millones de personas que, aunque vivan lejos, son prójimos, esto es, hermanos.
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